Por sí solo, el glifosato ácido no es lo suficientemente soluble en agua como para ser pulverizado y absorbido fácilmente por la planta. En consecuencia, el glifosato se aplica habitualmente como una solución de su forma salina en agua. Además, los productos herbicidas contienen sustancias químicas adicionales, como tensioactivos, para mejorar su solubilidad y aumentar la penetración de la sustancia activa en las plantas. Los tensioactivos, que también se utilizan habitualmente en los detergentes, los lavavajillas y los champús, hacen que las superficies cerosas de las plantas sean más penetrables y que el herbicida sea más pegajoso, de modo que no sea arrastrado por la lluvia inmediatamente después de la pulverización.

La rápida absorción del glifosato es clave para evitar que la lluvia arrastre el herbicida después de la pulverización. Muchos productos elaborados con glifosato contienen asimismo tensioactivos de diversos tipos y concentraciones que mejoran la absorción, la retención y la cobertura de las hojas.