Los científicos han llegado al consenso de que el aumento de las emisiones de dióxido de carbono es la fuente principal del cambio climático. Todos contribuimos al cambio climático, causado por los altos niveles de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, que se acumulan en la atmósfera y absorben el calor del sol.

En el ámbito de la agricultura, la laboreo (arado), los fertilizantes, los combustibles y otras herramientas provocan la emisión de gases de efecto invernadero. No obstante, entre los diversos sectores, la agricultura ocupa una posición única por su capacidad para eliminar tantos gases de efecto invernadero como los que emite.

El glifosato permite a los agricultores continuar con sus cultivos sin necesidad de labrar o arar. Cuando los agricultores no labran o reducen el laboreo (arado), ayudan a que el suelo retenga mayores niveles de agua y humedad. El aumento de la humedad en el suelo conlleva que el agua de lluvia pueda ser fácilmente absorbida por los cultivos y reduce la escorrentía, lo que a su vez disminuye la necesidad de riego. Además, el aumento del uso de combustible y la disminución del secuestro de carbono en el suelo derivarían en un incremento de las emisiones de carbono, equivalente a sumar 11,77 millones de coches a las carreteras.